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Nava, rincones de un concejo muy natural

Hablar de Nava es hablar de sidra. El concejo es una referencia de la bebida más tradicional de Asturias. El Festival de la Sidra Natura, declarado de Interés Turístico Nacional, convierte cada año a la capital del concejo en referencia de la cultura que rodea a esta bebida. Pero más allá de la sidra, Nava esconde auténticos monumentos naturales.

Les Praeres

Les Praeres se dieron a conocer el año pasado al convertirse en escenario de una de las etapas de la Vuelta a España. La carretera que da acceso es un auténtico reto para los aficionados al ciclismo, con apenas cuatro kilómetros y una pendiente media del 13,5%. Esta zona de monte enclavada en plena sierra de Peñamayor es un espacio de gran valor medioambiental. En él podemos disfrutar de una amplia vega de verdes y relucientes prados, pasear por un entorno con vistas envidiables y conocer a “Bambi”, un venado conocido por su participación en la peliícula “Atrapados” que saluda a todo aquel que se acerque por el lugar.

Anes

Siguiendo una de las pistas que salen desde Les Praeres llegamos a Anes. Lo que encontramos al llegar es un lugar idílico formado por verdes pastos mezclados con zonas boscosas en las que abundan acebos, hayas y algún que otro tejo. Si continuamos el camino en dirección a Peñamayor encontraremos unas espectaculares vistas de los Picos de Europa.

La Mata’l Texíu

Hayedos, acebos y tejos. En la ladera oriental de la sierra de Peñamayor, donde el concejo de Nava se encuentra con el de Llaviana, se encuentra la Mata’l Texíu. Se trata de un espacio natural caracterizado por la existencia de una masa forestal en excelente conservación. Un espacio único que cuenta con la mayor extensión de pastizales del municipio, una muestra de la intensa actividad ganadera de la zona.

Las foces del Río Pendón

Conocida como la pequeña Ruta del Cares, las foces del Río Pendón esconden un auténtico paraíso de aguas cristalinas y montañas de hayas y robles centenarios. El sendero empieza en Fuensanta, junto al viejo balneario, y se adentra entre montañas centenarias de castaños. La sendero hacia Pendón, tallada en la roca, ofrece maravillosas panorámicas de las aguas bravas y cristalinas del río abriéndose paso entre los murallones calizos. La exuberante vegetación nos traslada a uno de los parajes más bellos de Asturias por su salvaje virginidad respetada a través de los siglos. El itinerario completo tiene una distancia de 10,2 kilómetros, con una duración de unas cuatro horas y una dificultad media/baja.

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