El 25 de mayo es uno de los días más emblemáticos de la historia de Asturias. Esta efeméride nos recuerda los sucesos acontecidos ese mismo día en el año 1808, en plena invasión francesa. En la región, que siempre estuvo más aislada que el resto de las provincias españolas, las noticias de la invasión llegaron una semana más tarde a caballo desde Madrid. Sin embargo, la petición de Napoleón de subyugar a todos los españoles no fue bien acogida por los asturianos, quienes se unieron para hacer frente al ejército francés creando la primera rebelión con soberanía popular.

Todo comenzó ya en el mes de abril, cuando las tropas francesas recorrían España como si ya la hubieran conquistado. En Gijón/Xixón, estallaron los ánimos cuando el cónsul francés de la villa, Michel Lagonier, lanzó panfletos contra la monarquía española y, poco después, se vio obligado a huir de Asturias a Galicia. En un primer momento, durante el 9 de mayo, decidieron desacatar las órdenes que llegaban de la capital después de que una columna de estudiantes y maestros armeros vizcaínos asaltaran la fábrica de armas e intentaran tomar la Audiencia. Pero en una sesión de la Junta General celebrada el día 13, asustados por las consecuencias de la desobediencia, mudaron su decisión ignorando las peticiones del pueblo y les arrebataron las armas.

El miedo era general. En los días posteriores al 9 se sucedieron desde amenazas hasta cambios de bando. El día 19 de mayo el Gobierno Central envía un correo extraordinario avisando de que hay tropas dirigiéndose a Oviedo desde Valladolid y Bilbao con el objetivo de someter a la población y, además, con un plazo de 24 horas para desarmar la ciudad bajo pena de muerte. Sin embargo, los miembros de la Junta (Ponte, Agustín Argüelles y Cifuentes) parten de Oviedo en diferentes direcciones para reclutar el mayor número de soldados posibles para resistir el ataque francés.

Jovellanos diseñó una bandera para las milicias que se mantiene a día de hoy con ligeras variaciones como el estandarte de Asturias

El día 21 de mayo llegó a Oviedo un coronel de la Legión de Honor de Nappoleón acompañado de ocho componentes de la Guardia de Corps con la orden de fusilar a todos los miembros de la Junta General que habían apoyado la rebelión del 9 de mayo. Lo que no sabían era que estaban en camino 2.000 hombres que habían hecho campamento en San Lázaro con Ponte, y otros tantos en San Cristóbal y Otero con Agustín Argüelles y Cifuentes. Ponte llegó el día 24, y desde la fábrica de armas repartieron fusiles a las tropas que se dividían en tres columnas por toda la ciudad.

Asturias formó el Ejército Defensivo y encomendó al ilustre Jovellanos el diseño de una bandera para las milicias; una bandera que, a día de hoy, se mantiene con ligeras variaciones como el estandarte de Asturias. La de aquel tiempo llevaba grabada en letras doradas la frase «Asturies xamás vencida».

El 25 de mayo fue la primera vez en toda la historia de España que un pueblo se hacía con la soberanía

Joaquín Nava Osorio y Miranda es nombrado General en Jefe del Ejército del Principado y, poco después, elige algunos delegados para enviar a la embajada de Gran Bretaña en búsqueda de alianzas contra el mayor estratega militar de Europa. Años después, en el 1814, la Guerra de Independencia llega a su final.

Es de destacar el valor de los asturianos que lucharon por mantener el liderazgo del rey español y los ideales que habían dejado los intelectuales de la Ilustración. Además, fue la primera vez en toda la historia de España que un pueblo se hacía con la soberanía, con el gobierno, algo que, a día de hoy, constituye las bases de nuestra democracia. Un periodo, desde luego, para no olvidar, y un día, el 25 de mayo, para guardar en la memoria de la historia asturiana.