De norte a sur y de este a oeste. Asturies es un paraíso a descubrir por propios y extraños. Nuestra región esconde infinidad de rincones por descubrir solos en acompañados. Otros muchos los conocemos de sobra, pero nunca antes los habíamos visto desde el aire. Las cámaras de Objetivo Drone han retratado algunos de estos lugares para compartirlos con el mundo entero:

Ermita de la Regalina

La costa del concejo de Valdes esconde uno de los rincones más bellos de la geografía asturiana. La ermita de la Regalina se asoma al mar en Cadavéu. El templo en honor de la vírgen de Riégala fue construida en 1931, a instancias del Padre Galo. El azul y el blanco  de sus paredes contrasta con el verde de los prados que la rodean. Un balcón incomparable a playas y acantilados de la costa occidental asturiana.

Los meandros del Nora

Los meandros encajados que el río Nora forma a su paso por el pueblo de San Pedru Nora y hasta su unión con el Nalón en el embalse de Priañes, constituyen todo un Monumento Natural. Su cauce marca los límites entre los concejos de Uviéu y Les Regueres. Un paisaje moldeado durante siglos por el tránsito del agua que puede disfrutarse a través de una ruta apta para todas las edades.

Cementerio de Niembru

El de Niembro es uno de los pocos cementerios edificados en la margen de una ría. El camposanto se ubica a pie de playa, potenciando la belleza del lugar y dotándolo de una atmósfera única. Se ubica junto a la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores.

Cabu Peñes

El cabo Peñas es el punto más septentrional de Asturias. Situado en el Concejo de Gozón, está a 119 metros sobre el nivel del mar y es un lugar lleno de paz y tranquilidad, dónde respirar el aire marino de la costa asturiana.

Playa de La Gueirúa

Naturaleza en estado puro. Cuideiru esconde esta pequeña cala de cantos rodados que destaca sobre todo por su paisaje de gran belleza. Una hilera de islotes de piedra afilada que salen del océano rodean la playa de La Gueirúa y la separan de la playa del Calabón. Son restos de una antigua punta fracturada de cuarzo y pizarra. Se trata de un territorio virgen, con escasa afluencia de público y sin servicios, aunque no tiene un acceso especialmente complicado.

Puertu Payares

Con nieve o sin ella la montaña asturiana es un espectáculo en sí misma. El puertu Payares es un paso montañoso que permite el acceso desde Asturies hacia la Meseta. Se encuentra a más de 1000 metros de altitud y está salpicado de frondosos bosques de hayas y prados recorridos por el río Pajares, y habitados por jabalís, rebecos, corzos, zorros, y lobos. Es parada obligada para los aficionados al esquí y los deportes de invierno.

Playa del Silenciu

Muy cerca de allí se encuentra la playa del Silenciu, también conocida como El Gavieiru. Es un imprescindible en cualquier visita al occidente de Asturies. Acantilados e islotes protegen esta playa de cantos rodados. Un paraje casi salvaje, pese a ser muy frecuentada por los turistas. Se encuentra dentro del Paisaje Protegido de la Costa Occidental.

Olla de San Vicente

Un itinerario más que recomendable para realizar en familia. La senda a orillas del río Dobra que lleva a la famosa Olla de San Vicente es una de las más conocidas y frecuentadas de Asturies. El Dobra, de apenas 23 kilómetros, nace en la vertiente leonesa de los Picos de Europa y desemboca en el Sella. En su recorrido por el concejo de Amieva recorre bosques de olmos, sauces, castaños y robledales. Las aguas cristalinas y el verde del bosque son los únicos protagonistas en el camino que lleva a la Olla de San Vicente, un auténtico oasis en plena naturaleza.

Playa del Cobijeru

¿Una playa en mitad de la tierra? La playa del Cobijeru, muy cerca de Buelna (Llanes), es una playa de interior, sin salida directa al mar. Está formada por arena blanca y agua salada del mar Cantábrico que se cuela por debajo de los acantilados.

Cuadonga

Y cómo no… Cuadonga. El santuario cangués es uno de los rincones más emblemáticos de Asturies. Un rincón único que cada año atrae a miles de turistas. Imprescindible la visita a los Lagos. El Parque Nacional de Picos de Europa, el primero de estas características declarado en España, luce aquí en todo su esplendor. Un entorno en el que naturaleza y espiritualidad se dan la mano. Para poder preservarlo, el acceso a los Lagos está regulado mediante un plan que se activa en épocas de gran afluencia turística.